top of page

¿Hasta dónde puede crecer Tambillo?


Por: Lic. Luis Gualotuña


133 años han pasado desde que aquella población –probablemente con pocas casas construidas con adobe y techos de paja o teja- se constituía como parroquia del naciente cantón Mejía. Era el 23 de julio de 1883, durante el gobierno, interino, del doctor Luis Cordero.


Tambillo debía de haber sido un pequeño sitio que concentraba a los pocos pobladores, asentados en los alrededores de la carretera –denominada- García Moreno, que vivían de dar alojamiento y servicio a quienes ingresaban a Quito, desde el sur, o se dirigían hacia las zonas del valle de los Chillos.


Años más tarde –exactamente en febrero de 1908- la llegada del tren –según una información de Diario El Comercio- alteró la tranquilidad de esta población. Seguramente atrajo a más pobladores, o los mismos hijos de los primeros habitantes comenzaban a buscar su independencia y requerían de viviendas.


Con el pasar de los años, como todo asentamiento poblacional, Tambillo creció y crece hasta ahora. Surgen nuevas generaciones, nacen nuevos hijos de esta tierra que –seguramente- necesitarán más viviendas, más sitios para cosechar sus productos, más espacios para mantener a sus vástagos, más áreas para compartir.


Tambillo crece y eso se evidencia en las construcciones que a diario surgen hacia el oeste o hacia el sur. Así, por ejemplo, surgieron barrios como Valle Hermoso, La Matilde, El Rosal o La Merced.


¿Hasta dónde puede crecer Tambillo? Esa es ahora la interrogante o quizá será la hora de comenzar el debate de ¿cómo vamos a dejar a las nuevas generaciones esta tierra, que deberíamos entenderla solamente como prestada?


Y es que este crecimiento poblacional trae lógicas interrogantes: ¿existen sitios para dar cabida a esas nuevas generaciones?; ¿dónde construirán sus casas los nuevos tambillenses?; ¿dónde cultivarán sus productos para alimentar a los nuevos hijos?; ¿cómo aprovechar lo existente para crear espacios de distracción, donde se pueda realizar tranquilamente alguna actividad deportiva?


Sobre lo último, considero conveniente aprovechar este espacio para exponer un proyecto del amigo Daniel Escobar. Durante algunas conversaciones, Daniel ha propuesto crear un espacio paralelo a lo largo de la línea férrea –algo similar a un parque lineal- que salga desde el centro de Tambillo y llegue a Tambillo Viejo. Agregaría que se extienda por el Barrio 20 de Julio, llegue a Miraflores, e inclusive se una con Alóag.


Por ese espacio, los tambillenses y quienes viven en esta parroquia podrían salir a trotar, caminar, ciclear, respirando aire puro, porque se debe conservar el bosque y además sembrar árboles a lo largo de ese parque lineal.


Respecto al tema de cultivos, considero que ya es hora de poner en práctica lo que con algunos tambillenses hemos conversado: reciclar el material orgánico para elaborar abono orgánico. Así podríamos obtener cultivos más limpios, y aprovechar espacios pequeños para sembrar hortalizas, verduras, hierbas medicinales que, además de permitirnos ahorrar unos centavos, ayudaría a una alimentación más sana.


Habrá otras decisiones que deberán resolverlas las autoridades relacionadas con planes de ordenamiento territorial, quienes -escuchando y acogiendo propuestas de la ciudadanía- deberán definir políticas públicas, para tener un crecimiento poblacional ordenado y planificado.


Pero hay que pensar que ese crecimiento debe ser integral; es decir, que la población no solo tenga un espacio para vivir, sino que cuente con todos los servicios básicos, incluyendo en ellos una fuente de empleo o capacitaciones para motivar aún más el emprendimiento.


Solo en nuestras manos está la decisión final.


bottom of page